FERMÍN PÉREZ-NIEVAS
La cascantina Ana Moneo Hernández ganó el X concurso Roscón de Reyes organizado por la asociación Cabalgata Reyes Magos de Pamplona. Su relación con los postres es de auténtica pasión.
Rodeada de su madre, primos y sobrinas, Ana Moneo celebra el Día de Reyes de la forma que más le gusta, dando a probar un roscón como el que realizó para ganar el pasado día 4 de enero el concurso de roscones que organizó la asociación Cabalgata de los Reyes Magos. Víctima de su pasión, es capaz de pasarse horas y horas entre azúcar, masa de pan, nata y fogones ideando y diseñando los postres más inimaginables, de esos que sólo se ven en los escaparates de las tiendas o en las películas. Para ella, el premio del concurso, un viaje a Colonia para dos personas, fue tan atractivo como para presentarse por primera vez en su vida y aprender a hacer roscones de reyes, algo que nunca antes había hecho. "Me hablaron de este concurso y cuando vi el premio fue lo que me convenció. Hace tiempo que quería conocer su catedral y también los mercadillos de Navidad de Nuremberg, los más bonitos del mundo. En cuanto vi el premio me dije que merecía la pena presentarme y empecé a hacer", explica Ana.
Para ella es algo tan sencillo como buscar recetas en Internet y "hacer la que me pareció mejor", añadiendo su toque personal. Para ella, el secreto se encuentra en pequeños detalles, pero sobre todo en la práctica, "es como todo, hacer y hacer". "Tiene que ser como la masa de pan, no lleva casi huevo, sólo dos y poco azúcar, no es como un bollo suizo. Luego, para la masa, la gracia que le da el agua de azahar o la ralladura de limón y de mandarina. Además añado en los adornos pasas de arándanos. La masa ha de ser esponjosa, pero la calidad de la nata también es importante, montarla bien, con no demasiada azúcar, y un poco de vainilla en polvo", aconseja. Para elaborar el roscón ganador se levantó temprano por la mañana de ese día 4 de enero, pero como su marido tenía que llevarlo hasta Pamplona, "hice dos, dejé uno hecho por la noche por si en el viaje se chafaba uno".
La fama de repostera, artesanal y autodidacta de esta administrativa cascantina de 53 años, que trabaja en el Sindicato de Riegos, va poco a poco rebasando las fronteras familiares y no son pocos los que le encargan tartas que luego fotografía para tenerlas de referencia y superarse. "Me puedo pegar horas y horas haciendo tartas, magdalenas o cualquier tipo de postre". Algo que confirman sus primos ya que, desde pequeños, cuando se reunían en los cumpleaños, elaboraba sus primeros postres. "Cuando me casé empecé a comprar libros de cocina y desde entonces no he parado de leer y aprender. Ahora he aprendido a trabajar el azúcar con un sistema que se llama fondant. Me trajeron unos libros de Londres y varios productos, nunca había hecho nada y ahora he empezado". Con ello ha diseñado ratones de azúcar saliendo de una tarta, lazos, pequeños Papá Noël o flores, tan perfectos que parecen de plastilina.
Su intención es ....................
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