Los rojillos recuerdan que no se la logrado nada y que faltan puntos para la salvación
Los jugadores salieron felices con el triunfo y con la forma de lograrlo ante un rival que se les había atragantado
KEPA GARCÍA
pamplona. La pena es que no haya a la vista más rachas que romper, porque tras ganar en Málaga el domingo pasado después de un año sin hacerlo fuera de casa y de conseguir ayer nuevamente otro triunfo ante un rival que por si fuera poco había ganado en sus últimas visitas al Reyno, los rojillos parecen desatados. Se les ve contentos con lo que proponen sobre el césped, por fin se divierten con lo que están haciendo y los resultados están ahí para confirmarlo. Los diez puntos logrados desde que el relevo en el banquillo se materializó constituyen el mejor argumento para explicar el subidón anímico en el que vive ahora el equipo tras lograr su segunda victoria consecutiva por primera vez desde febrero de 2010.
Pero para subidón de adrenalina el que tuvo que experimentar el canterano Kike Sola tras anotar el primer gol del partido y ser objeto del penalti que supuso el 2-0. Algo debía olerse el cascantino durante la semana porque entrenó al máximo nivel y ayer el entrenador, como sucedió en la Rosaleda, le volvió a confiar el puesto de atacante por delante de Leka. Es verdad que las ausencias por lesión de Aranda y Pandiani le han allanado el camino hacia la titularidad, pero el delantero demostró ayer que no tiene la menor intención de dejar escapar la oportunidad que tiene delante de sus ojos.
"Llevaba mucho tiempo sin lograr un gol en el Reyno y estoy contento por eso, por todo lo que ha pasado este año. Unas veces salen las cosas y otras no, aunque con trabajo y con concentración las cosas van saliendo poco a poco", comentó el ribero tras abandonar el primero el vestuario rojillo. Era su momento y lo quería aprovechar.................
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